En el 2013 pesaba 75 kilos y una nutrióloga con dietas y ansiolíticos me hizo bajar 17 kilos en 6 meses. A pesar de que me sentía regia en 58, mi familia estaba preocupada por bajar tan rápido y que me enfermara. No me di cuenta cómo bajé y tampoco me di cuenta cómo subí, en 4 meses, los 17 kilos que recientemente había perdido. Entré a una agencia donde comían demasiado y no tuve tiempo de ir a la nutrióloga ni tomarme los remedios.
2 años después, con 75 kilos nuevamente, busqué una forma más natural de bajar de peso y tomé una nutrición natural con iriología y auriculoterapia. En 9 meses bajé 9 kilos, aprendí a comer, prioricé frutas y verduras y me acerqué a ser vegetariana por opción. Gracias a eso y a suplementos naturales dejé de ser resistente a la insulina y mejoré todos mis índices alterados, menos el colesterol, el que debe seguir un poco alto por estrés. Pero me quedé estancada y en 3 meses no bajé ni un gramo, por lo que fui a un nuevo nutriólogo esta vez, con el que bajé 3 kilos en 2 meses, me dio pan en mi dieta y parecía ser un equilibrio entre los 2 métodos que tomé anteriormente. Lamentablemente me desencanté porque sólo importaba el peso y no las medidas y de tener tareas y material de apoyo, iba sólo a pesarme al otro lado de la ciudad.
Luego, no sé cómo, encontré en instagram un proyecto llamado Días de Mí, donde una coach de vida saludable, un profesor de educación física y una nutricionista certificada en ISAK I, evaluaron mi caso y crearon una pauta alimentaria y una pauta de ejercicios según los objetivos que persigo ahora (definición y baja de peso). Han pasado 4 meses desde entonces, vacaciones al caribe incluídas, y los cambios en mi cuerpo, mi estado de ánimo y mi estilo de vida han sido NO TA BLES. Por fin el peso no es tema, me alimento saludable inconscientemente, si chancheo no me siento culpable y cada día me gusta más el cuerpo que estoy trabajando.